Pese a las afirmaciones triunfalistas del gobierno estatal sobre la resolución de la crisis del transporte público en Nuevo León, la amarga realidad de miles de usuarios diarios refuta estas declaraciones. El titular de la Secretaría de Movilidad, Hernán Villarreal, ha anunciado con pompa que en tres meses se reducirán las interminables filas para abordar los camiones.
Dudas sobre “nuevas” unidades
Sin embargo, las dudas sobre la transparencia de estas mejoras persisten, ya que se sospecha que las supuestas “nuevas unidades” podrían ser simplemente una artimaña para disfrazar la renumeración de vehículos ya existentes, sin placas. Esta sombra de opacidad arroja serias interrogantes sobre la integridad de la gestión y la calidad real de las supuestas mejoras.
Nuevo León: Samuel García presume y los ciudadanos padecen
Mientras los ciudadanos continúan padeciendo el caos del transporte público en Nuevo León, el gobernador, Samuel García, parece más interesado en brillar en eventos internacionales y propuestas para grandes corporativos, dejando de lado las penurias diarias de aquellos que enfrentan hasta dos horas de espera en las filas. Mientras el gobierno se pavonea con estadísticas, la desconexión entre las promesas y la cruda realidad de los usuarios deja en entredicho la eficacia de las medidas implementadas.
Hacen falta resultados tangibles
Las declaraciones optimistas de Villarreal, que intentan pintar un futuro menos desalentador, no pueden ocultar el hecho de que la paciencia de los usuarios se agota frente a la falta de resultados tangibles. La espera de una mejora real en el transporte público parece una utopía distante mientras las autoridades despliegan estrategias sin una base sólida y los ciudadanos continúan sufriendo las consecuencias de un sistema colapsado.
