En medio de una creciente preocupación por la gestión del agua en el noreste del país, el embalse de El Cuchillo, ubicado en el estado de Nuevo León, se prepara para realizar un nuevo desfogue de gran magnitud. La maniobra, que implicaría el traslado de aproximadamente 150 millones de metros cúbicos de agua hacia la presa Marte R. Gómez en Tamaulipas, ha levantado sospechas sobre si este líquido terminará en territorio estadounidense como parte del cumplimiento de acuerdos bilaterales entre México y Estados Unidos.
El desfogue, confirmado por autoridades de Protección Civil y por productores agrícolas del norte del país, se da en un contexto donde la falta de información oficial por parte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha alimentado la incertidumbre y la crítica, particularmente en Nuevo León, donde la memoria de crisis hídricas recientes sigue fresca entre la población.
Desfogue sin aviso oficial
La noticia del nuevo desfogue de la presa El Cuchillo no provino de una fuente oficial nacional, sino a través de una alerta emitida por el municipio de Miguel Alemán, en Tamaulipas, dirigida a los habitantes cercanos al Río San Juan. Esta es la cuenca donde se encuentra el embalse nuevoleonés y por donde fluirá el volumen liberado hacia el sur del país.
La alerta fue posteriormente confirmada por Protección Civil del Estado de Nuevo León, así como por asociaciones de agricultores en Tamaulipas, quienes señalaron que el volumen esperado del trasvase alcanzaría los 150 millones de metros cúbicos. Esta cantidad equivale a lo que El Cuchillo puede abastecer durante 15 meses al área metropolitana de Monterrey para consumo humano, con base en su actual tasa de suministro de 4 mil litros por segundo.
Esta no es la primera vez que se realiza un envío de este tipo. En enero pasado, El Cuchillo ya había liberado 134 millones de metros cúbicos, cantidad que representó, en aquel momento, 17 meses de abasto hídrico para Monterrey. Aquel desfogue, también rodeado de discreción oficial, provocó inquietud en la región, que desde hace años enfrenta un reto creciente para garantizar el abasto sustentable de agua para su población.
El destino final: ¿Estados Unidos?
El componente más polémico de este nuevo trasvase es el destino final del agua. Aunque oficialmente se ha señalado que el líquido se utilizará en el Distrito de Riego 025, una vasta zona agrícola en Tamaulipas, los antecedentes indican que parte de esta agua podría terminar cruzando la frontera hacia Texas.
Productores agrícolas de la región señalaron que la presa Marte R. Gómez, que está casi llena, tendrá que abrir sus compuertas una vez que reciba el nuevo caudal. Esta situación haría inevitable que el agua fluya hacia Estados Unidos a través del sistema del Río Bravo, justo como ocurrió en el evento de enero.
La preocupación no es menor, ya que según datos revelados por el diario El Norte, el Río San Juan —la misma cuenca por donde fluirá esta agua— ya aparece por primera vez en los registros oficiales como fuente de abono al tratado de aguas entre México y Estados Unidos. De acuerdo con esos registros, al menos 79.2 millones de metros cúbicos fueron entregados a Estados Unidos desde esa cuenca, cifra que representa el 69 por ciento del total que México ha aportado a través del sistema del Río Bravo.
Jorge Luis López, integrante del Consejo Estatal Agropecuario de Tamaulipas, explicó que el desfogue de El Cuchillo es necesario para provocar el derrame de la presa Marte R. Gómez, lo que a su vez permitirá utilizar una parte del recurso en tierras de cultivo del norte de Tamaulipas. No obstante, el mismo López reconoció que parte de ese volumen también podría terminar fluyendo hacia territorio estadounidense, lo cual refuerza las sospechas sobre el uso de estos desfogues como mecanismo para cumplir con compromisos internacionales sin una comunicación clara hacia la ciudadanía afectada.
Falta de transparencia y preocupación ciudadana
La situación ha provocado una ola de cuestionamientos en Nuevo León, donde la ciudadanía y diversos actores políticos y sociales han señalado la falta de claridad por parte de Conagua sobre el manejo del recurso hídrico. La ausencia de un anuncio oficial, y la confirmación del evento a través de vías indirectas como alertas municipales y declaraciones de agricultores, ha generado desconfianza sobre las verdaderas motivaciones detrás de este tipo de acciones.
En particular, se ha criticado que no se dé prioridad a las necesidades locales de agua en el área metropolitana de Monterrey, que apenas el año pasado vivió una de las peores crisis hídricas en su historia reciente. Aunque actualmente El Cuchillo cuenta con niveles más altos, las autoridades estatales han insistido en la necesidad de conservar el recurso para garantizar el suministro a largo plazo, especialmente frente a los pronósticos de sequías más intensas en el futuro cercano.
La posibilidad de que el agua de Nuevo León se utilice como moneda de cambio para cumplir con tratados internacionales sin consultar ni informar previamente a los habitantes afectados ha encendido el debate. Mientras tanto, el nuevo desfogue ya está en marcha, con poco margen de maniobra para detenerlo o replantearlo.
Además, expertos en política hídrica señalan que esta situación pone de relieve la necesidad urgente de una planeación nacional más transparente y participativa en la gestión del agua, donde se prioricen tanto los compromisos internacionales como el derecho humano al agua para la población local.
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