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Retraso de Línea 6 Afecta Gravemente a Fundidora4 min read

El atraso de las obras ha causado pérdidas millonarias a Fundidora.
Línea 6

La construcción de la Línea 6 del Metro de Monterrey, que actualmente presenta un avance de solo el 35%, está generando graves pérdidas económicas al Parque Fundidora. Con un monto de 16.8 millones de pesos en pérdidas, el parque, que es un pulmón verde esencial para la ciudad, está sufriendo las consecuencias directas de estos retrasos. Esta obra, que debía estar terminada en septiembre de 2024, ha sufrido atrasos significativos, ya que desde su inicio en septiembre de 2023 los avances han sido mínimos. El impacto de estos retrasos se ha traducido en la interrupción de actividades clave dentro del parque, afectando tanto la infraestructura como los eventos programados en el sitio.

Uno de los principales problemas se ha derivado de la interrupción del uso de los estacionamientos 4 y 5, áreas fundamentales para la operatividad del parque, lo que ha causado una pérdida directa de 4.3 millones de pesos. A esto se suman los daños a las áreas verdes y la infraestructura del parque, incluyendo 57,750 metros cuadrados afectados que incluyen andadores, la Pista Bulevar Acero y otras instalaciones claves para la recreación y el deporte en el lugar. Las pérdidas de ingresos por la cancelación de eventos, que originalmente se celebraban en estas áreas, se estiman en otros 12.5 millones de pesos. Estas afectaciones evidencian no solo la falta de avance en la obra del metro, sino también el impacto económico y social para los ciudadanos que dependen de los servicios que ofrece Fundidora.

H2: ¿Por qué se sigue retrasando la obra?
El retraso en la construcción de la Línea 6 del Metro ha generado preocupaciones sobre la planificación y la gestión del proyecto. A pesar de los anuncios iniciales, el avance es bajo y las promesas no se han cumplido. La falta de recursos o una planeación adecuada podría estar detrás de estos contratiempos. A pesar de las expectativas, la construcción ha tenido un ritmo mucho más lento del esperado. Lo que inicialmente parecía un proyecto que revolucionaría la movilidad en Monterrey, convirtiendo la ciudad en un centro de electromovilidad, se ha visto empañado por estos continuos atrasos.

Además, la obra afecta no solo a Fundidora sino a toda la zona norte de Monterrey, cuya dinámica vial y comercial depende en gran medida de la infraestructura que se ha visto limitada por los retrasos. Los ciudadanos que dependen del transporte público y de la movilidad en la ciudad enfrentan cada vez más dificultades debido a la falta de avances y a los costos adicionales que se están generando por la paralización de otros proyectos y las pérdidas económicas derivadas de la construcción incompleta.

Impacto económico para la ciudad

El impacto económico de los retrasos no solo afecta a Fundidora, sino que también refleja las dificultades de la administración local para gestionar proyectos de gran envergadura. Las pérdidas directas por la cancelación de eventos y el cierre de los estacionamientos son solo una parte del panorama; la ciudad está viendo una desaceleración en la generación de ingresos por concepto de turismo, eventos y actividades recreativas. Fundidora es uno de los lugares más importantes para los ciudadanos y turistas que visitan Monterrey, por lo que su afectación tiene repercusiones a nivel económico y cultural.

Además de los problemas evidentes en términos financieros, la falta de avance en la construcción del metro también se ha traducido en un desgaste en la confianza de los ciudadanos en las autoridades encargadas del proyecto. Las expectativas eran altas respecto a la mejora en la movilidad urbana y a la implementación de nuevas tecnologías, especialmente con la promesa de que los camiones eléctricos serían una alternativa viable para el transporte público de la ciudad. Sin embargo, estos planes se están viendo frustrados por los retrasos continuos.

La situación en torno a la Línea 6 del Metro de Monterrey y su impacto en Fundidora no solo refleja un problema de infraestructura, sino también una crisis de gestión y planificación que afecta tanto a la economía local como a la vida cotidiana de los habitantes de Monterrey. Mientras la obra sigue estancada, los costos para la ciudad siguen creciendo.

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