El gobierno estatal liderado por Samuel García desató un espectáculo mediático al dar el banderazo de inicio para la reconstrucción del puente vehicular sobre el Río Pesquería en la Carretera a Colombia. Sin embargo, la realidad tras la foto fue desoladora, ya que la maquinaria se retiró inmediatamente después del evento, dejando a los ciudadanos con la promesa incumplida de mejoras inmediatas en la infraestructura vial.
Un Evento para Tapar las Controversias de Samuel
La fecha del evento, el 3 de diciembre, marcó la primera aparición pública de Samuel García después de abandonar su fallida campaña presidencial. Acompañado por secretarios de su gabinete y el alcalde morenista Andrés Mijes, el gobernador emecista dio inicio a las obras en medio de la controversia sobre la legitimidad de su retorno al cargo. La atención se centró en la foto, mientras la ejecución de los trabajos quedó en un segundo plano.
Junio, el Plazo Fantasma
El estado anunció con bombo y platillo que la rehabilitación del puente concluiría en junio, incluyendo mejoras significativas como cimentación profunda, repavimentación en concreto asfáltico, alumbrado público y señalización. Samuel García incluso insinuó que esta reconstrucción sería un imán para la inversión extranjera. Sin embargo, la realidad en el terreno contrasta drásticamente con estas promesas, ya que la maquinaria no ha vuelto desde el evento inicial.
Descontrol Vial: Caos en Lugar de Mejoras
En lugar de experimentar mejoras, la zona sigue siendo un escenario de accidentes viales y congestiones debido a las restricciones viales implementadas por el municipio de Escobedo en agosto del 2022. Estas restricciones se implementaron después de daños causados por las lluvias en la estructura del puente. La falta de avances en la reconstrucción sólo ha exacerbado los problemas de tráfico y seguridad vial.
Martha Silvia, vecina de la Colonia Los Altos, compartió la frustración diaria al afirmar que cruzar el tramo de unos 400 metros puede tomar hasta 20 minutos debido al tráfico descontrolado. La falta de acción por parte de Samuel García no solo ha dejado a los ciudadanos sin las mejoras prometidas, sino que también ha afectado negativamente la calidad de vida y la movilidad en la zona. La farsa del gobernador no solo es una burla a las expectativas de la comunidad, sino un recordatorio amargo de la indiferencia hacia sus necesidades fundamentales.
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