El transporte público en Nuevo León atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente. Lo que en los años ochenta era el principal medio de movilidad para los habitantes del área metropolitana de Monterrey, hoy apenas representa el 29 por ciento de los viajes diarios, según datos de la encuesta Así Vamos 2024. Esta caída no solo refleja un retroceso frente a épocas pasadas, sino también la falta de soluciones efectivas para atender las necesidades de millones de personas que diariamente enfrentan largas filas, esperas interminables y un servicio de baja calidad.
La comparación con otras ciudades de México y América Latina deja en evidencia la magnitud del problema: Monterrey se encuentra entre las urbes con menor dependencia del transporte colectivo, mientras las alternativas para mejorar siguen rezagadas.
Caída En El Uso Del Transporte Público
En la década de los ochenta, más del 68 por ciento de los traslados en Monterrey se realizaban mediante transporte público. Pese a que entonces había menos unidades y aún no se construían las líneas actuales del Metro, la población encontraba en este sistema una opción confiable y accesible para moverse por la ciudad.
Con el paso de los años, esa confianza comenzó a quebrarse. La falta de inversión en infraestructura, la preferencia de los gobiernos por impulsar carreteras y pasos a desnivel para automóviles particulares y, más recientemente, la crisis derivada de la pandemia de Covid-19, aceleraron el declive.
Hoy, el panorama es preocupante: apenas tres de cada diez viajes diarios se realizan en transporte colectivo. Monterrey no solo quedó muy por debajo de su propia historia, sino que ahora aparece rezagado frente a ciudades mexicanas como Guadalajara, con un 57.3 por ciento de traslados en autobuses y tren ligero, o la Ciudad de México, donde el 40 por ciento de los viajes dependen del Metro, trolebuses y RTP.
En Nuevo León, el uso de transporte público cayó del 68 por ciento al 29 por ciento en 40 años, afectado desde la pandemia.https://t.co/hyhwg4cFX8
— EL NORTE (@elnorte) September 29, 2025
Comparaciones Internacionales Alarmantes
La situación se vuelve aún más evidente al analizar a Monterrey en el contexto latinoamericano. Mientras en Río de Janeiro el transporte público concentra el 75 por ciento de la movilidad, y en Sao Paulo un 51.2 por ciento, la capital regiomontana se hunde con apenas el 29 por ciento.
Curitiba, reconocida mundialmente por su sistema de autobuses BRT, alcanza el 46 por ciento; Buenos Aires llega al 50; y La Paz, Bolivia, destaca con el 65 por ciento. Incluso ciudades con retos similares en crecimiento poblacional, como Quito o Bogotá, registran niveles superiores al 35 y 51.4 por ciento respectivamente.
Estos datos muestran que el problema en Nuevo León no es simplemente demográfico o económico, sino el resultado de decisiones políticas que han dejado de lado la construcción de un sistema eficiente, seguro y accesible.
Consecuencias Para Los Usuarios del Transporte Público
La baja confianza en el transporte público ha traído consigo una serie de efectos visibles para la vida cotidiana en Nuevo León. Uno de los más evidentes es el aumento en la compra de automóviles particulares, lo que ha generado más tráfico, contaminación y accidentes en el área metropolitana.
Aunque el gobierno estatal presume haber arrendado casi tres mil camiones en los últimos años, las quejas persisten: los usuarios siguen enfrentando largas filas, esperas de hasta una hora en horas pico y un servicio que no garantiza comodidad ni seguridad.
El especialista en movilidad Moisés López Cantú señaló que Monterrey es una ciudad donde las políticas públicas han favorecido históricamente al automóvil. “Si somos una ciudad de alto ingreso y nos construyen pasos a desnivel que nos facilitan movernos en auto, ¿por qué no voy a comprar carro?”, cuestionó.
La paradoja es clara: mientras la infraestructura vial para automóviles particulares se multiplica, el transporte colectivo se mantiene en condiciones precarias. Esta tendencia no solo perjudica la movilidad de quienes dependen del servicio, sino que impacta de manera negativa en el medio ambiente y en la competitividad económica de la región.
El Reto De Recuperar La Movilidad
Especialistas coinciden en que revertir esta crisis del transporte público requiere un cambio profundo en las políticas de movilidad. No basta con sumar unidades arrendadas; se necesitan proyectos integrales que incentiven a la población a preferir el transporte colectivo sobre el automóvil particular.
Algunas de las propuestas incluyen ampliar las líneas del Metro, mejorar la interconexión con rutas de autobuses, apostar por sistemas de autobuses rápidos como los implementados en Curitiba, y garantizar que las unidades sean modernas, seguras y accesibles para toda la población.
Además, incentivar el uso del transporte público no solo es una cuestión de comodidad: puede convertirse en una estrategia clave para reducir la contaminación ambiental, los accidentes viales y el caos que a diario enfrentan las principales avenidas de Monterrey.
La ciudadanía, sin embargo, se muestra escéptica. Tras años de promesas incumplidas, exigen que se implementen acciones inmediatas y no solo planes a futuro. “Necesitamos soluciones ya, no discursos de que todo va a mejorar en diez años”, reclaman usuarios en distintas encuestas ciudadanas.
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