La polémica volvió a tocar la puerta de Glen Zambrano, político local de Movimiento Ciudadano, esta vez no por sus iniciativas o discursos en el Congreso, sino por la narcocultura que usó para “decorar” su casa para Halloween. En lugar de calabazas, luces o telarañas, el legislador optó por un estilo que muchos vecinos calificaron de ofensivo y violento, al exhibir muñecos colgados, figuras ensangrentadas y hasta un payaso que sostiene de los pies a dos niños.
El hecho ocurrió en la colonia Lomas del Roble, en San Nicolás, donde el legislador reside. Allí, habitantes expresaron su inconformidad al considerar que no se trata de una decoración festiva, sino de una puesta en escena que normaliza la narcocultura y transmite un mensaje contrario a la responsabilidad que debería tener un servidor público.
Los vecinos recordaron que Villarreal se ha autodenominado “diputado ambientalista”, aunque lo que ven en la práctica es un comportamiento alejado de los valores de respeto y convivencia. La indignación se multiplicó en redes sociales, donde circularon fotos y videos de la vivienda, generando un debate que volvió a poner en la mira al legislador.
¡Ni los vecinos quieren a Glen Zambrano!🏠 Ahora lo tunden por decoración supuestamente de Halloween, pero que claramente son referencias a la narcocultura y hasta ¡a la osa Mina!
— Código Regio (@CodigoRegio) October 1, 2025
¿Cuándo acabará el cinismo del ranger? pic.twitter.com/f9cnh5K8W6
Narcocultura En Plena Fachada de Glen Zambrano
Las imágenes muestran con claridad cuatro muñecos colgados del cuello en una de las paredes de la vivienda. En otro extremo, un payaso sostiene a dos figuras de niños boca abajo, mientras otras partes del “escenario” incluyen calaveras, huesos, arañas gigantes y representaciones de la Muerte.
Los vecinos no dudaron en señalar que esta decoración es un reflejo directo de la narcocultura, que en Nuevo León ha dejado huellas profundas de violencia. Para muchos, no se trata de un simple recurso de entretenimiento, sino de una banalización de las ejecuciones y de la inseguridad que día a día afecta al estado.
Uno de los testimonios fue contundente: “Más allá de la supuesta intención festiva, lo que exhibe son cuatro personas colgadas manchadas de sangre. Eso no es Halloween, es un recordatorio de la violencia que vivimos”.

Narcocultura Y Responsabilidad Pública
La controversia escaló aún más porque se trata de un funcionario en activo. Para los vecinos, no es lo mismo que un particular decida colgar figuras en su fachada, a que lo haga un legislador que representa a la ciudadanía.
“Es terrible gusto que alguien que debiera promover valores y buenas costumbres muestre escenas de colgados y sangre en su propia casa”, señaló otra residente a Glen Zambrano.
El señalamiento toca un punto sensible: la responsabilidad simbólica de los representantes públicos. Lo que un diputado hace en lo privado también refleja su postura ética, y la exhibición de estas imágenes se interpreta como una validación de la narcocultura, especialmente en un contexto en el que los “colgados” son una forma de violencia real que aterroriza al estado.
El Recurso Político de la Narcocultura
Villarreal no es ajeno a las críticas mediáticas. En julio pasado fue señalado por haber quitado un árbol frente a su casa, aparentemente para colocar lonas en contra de empresas. En esa ocasión, el legislador se justificó diciendo que el árbol había sido removido meses antes, aunque la polémica se mantuvo.
Este nuevo episodio se suma a una cadena de acciones que dejan en duda su imagen de “diputado ambientalista”. Vecinos lo acusan de dar prioridad a la teatralidad y a los gestos mediáticos, más que a las políticas efectivas para resolver problemas ambientales o sociales.
En ese sentido, su decoración de Halloween es vista como un acto de propaganda personal, una especie de performance que más que entretener, reproduce símbolos asociados al crimen organizado.
La Normalización De La Violencia De Glen Zambrano
Especialistas en cultura y seguridad han advertido en diversas ocasiones sobre el riesgo de normalizar la narcocultura en espacios públicos y privados. Cuando figuras de violencia extrema se integran en festividades, se pierde la frontera entre lo ficticio y lo real, contribuyendo a que la violencia se vea como parte del día a día.
En Nuevo León, donde la ciudadanía ha vivido de cerca episodios de ejecuciones y colgados en carreteras y puentes, este tipo de imágenes no son inocentes. Cada representación toca una herida abierta y recuerda la fragilidad de la seguridad en el estado.
Por ello, las críticas hacia Glen Zambrano no se reducen a un asunto estético, sino a la ética política: ¿qué mensaje se envía cuando un servidor público convierte en decoración lo que en la vida real es una tragedia social?
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